Cuando hablamos de las brujas seguro nos imaginamos una mujer fea, con nariz enorme, verrugas, con escoba y poderes diabólicos: típicas villanas de los cuentos de hadas.
Hoy en día sabemos que estas brujas no existen, y que por el contrario, fueron mujeres de carne y hueso a las que difamaron, persiguieron, torturaron y quemaron en la hoguera.
¿Conoces la verdadera historia? ¿Sabes realmente por qué estas mujeres fueron condenadas a tal final?
Todo este cuento - que no es de hadas - arrancó en la baja Edad Media, donde era común que las mujeres plantaran hierbas con fines medicinales, práctica que se pasaba de generación en generación.
Este conocimiento junto con entendimiento sobre anatomía femenina, las fue convirtiendo en las enfermeras, curanderas y parteras de sus aldeas. Con el paso de los años esto se convirtió en un problema para la superioridad masculina, pues se creía que las mujeresno debían alimentar su intelecto. Cualquier mujer libre-pensadora y empoderada era tratada como bruja, perseguida y quemada viva.
Seguro conoces a algunas de ellas: Margaret Jones, ejecutada en Salem por saber sobre plantas, remedios y técnicas de sanación; Juana de Arco, condenada por hechicería al vestir como hombre y combatir contra los ingleses; Alice Kyteler, acusada de brujería por - escuchen esto con atención - ser una mujer bella y llevar una vida independiente, es decir, sin casarse.
Adicional a esto, en el siglo XV la peste negra invadió Europa, arrasando con el 30% de la población mundial. Esto conllevó a que se instaurara un nuevo régimen económico (se pasó del feudo al capitalismo) pero también que la iglesia católica estableciera la procreación masiva como un deber con Dios.
¿Puedes deducir qué papel tomó la mujer a partir de este momento?
Similar a lo que pasa hoy en día en muchas sociedades, se impuso una división de género del trabajo que hizo que las mujeres quedáramos relegadas sólo al ámbito doméstico y a procrear, nuestros cuerpos le pertenecían al Estado.
Curanderas, enfermeras y parteras dedicadas a estudiar y curar el cuerpo con conocimientos de herbolaria, fueron criminalizadas y acusadas de brujería, pues se creía que usaban un poder que no les correspondía. Nos convertimos en “herejes” por vulnerar el sistema patriarcal y religioso.
¿La consecuencia? Estudios estiman que en el transcurso de tres siglos, más de 200.000 mujeres fueron condenadas y enviadas a la hoguera por estos conceptos machistas y capitalistas.
El movimiento de liberación de la mujer de los años 70 fue el encargado de revivir el interés por la caza de brujas, pues este evento dio lugar a los conceptos de feminidad que vemos aún tan arraigados hoy en día: la mujer sometida, recluida al hogar, sumisa, "pura" y de familia. Estas feministas (también conocidas como W.I.T.C.H) fueron quienes alzaron su voz y se identificaron con el destino de las brujas.
En BLOOM no unimos a esta causa. Celebramos y esparcimos la ola feminista conformada por mujeres libres, empoderadas, que construyen lazos de sororidad y están en la búsqueda de la lucha de sus derechos.
Celebramos que‘’somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar’’, y reivindicamos la figura de la ‘bruja’, pues estas fueron mujeres libres, poderosas y sin miedo a explorar y potenciar sus conocimientos y habilidades: mujeres que fueron perseguidas por luchar contra lo establecido.
Por eso se habla que las brujas fueron las primeras feministas de la historia, ¡y no nos olvidamos de ellas!