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Revolución y evolución: historia de la copa menstrual

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En BLOOM creemos en la importancia de estar bien informadas, por eso en este blog te contamos la historia de la copa menstrual, cómo fueron sus primeros prototipos y en qué momento llegamos a la copa menstrual que usamos actualmente. 

La sostenibilidad menstrual es un tema del que empezamos a hablar hace unos pocos años, especialmente cuando la copa menstrual salió al mercado y se empezó a vender en farmacias y supermercados en Estados Unidos en 2017. Muy reciente, ¿no?

 

La copa menstrual se popularizó en Inglaterra y Estados Unidos hace muy poco tiempo. Incluso Google reportó un crecimiento del 800% en las búsquedas de ''copa menstrual'' entre 2016 y 2018

 

Sin embargo, la historia de la copa menstrual en el mercado de higiene viene desde hace mucho tiempo; de hecho, los primeros prototipos que se conocen son de hace más de 100 años

 

Quiero unirme a la revolución con una copa BLOOM

 

 

El primer modelo cercano a lo que hoy en día conocemos como la copa menstrual fue el “” creado en 1867 en Chicago, Estados Unidos. Este dispositivo se diseñó uniendo una copa menstrual al extremo de un alambre que estaba sujeto a un cinturón, el producto estaba pensado para “sostener el útero” durante la menstruación.

Ilustración sobre prototipo del saco catamenial
No se sabe si este modelo alguna vez salió al mercado, pero lo que sí sabemos es que podía causar graves lesiones, pues se conoce que este método creaba abscesos y lesiones en el canal vaginal e incluso en el útero.

 
Es hasta 1937 que se crea el primer modelo de copa menstrual como la conocemos hoy en día. Fue inventada y patentada por la actriz estadounidense Leona Chalmers, sin embargo no fue tan popular porque estaba hecha de caucho rígido (muy incómodo de usar), pues al momento de su lanzamiento se acercaba la Segunda Guerra Mundial y había escasez en Estados Unidos de varios tipos de caucho, especialmente el blando. 

La idea de utilizar un producto interno que recoge la menstruación y que además tiene que ser limpiada para volver a ser usada fue escandalosa
 

En 1950 Chalmers decide cambiar el nombre de su marca, crear nuevos diseños de la copa y empezar a usar materiales menos duros para un segundo intento que finalmente es lanzado en 1959 por Tassette Inc.,


Esta nueva copa menstrual tuvo muchas mejoras, pero siguió fracasando debido al tabú alrededor de la sangre menstrual: causó controversia porque a muchas mujeres no les gustaba la idea de tener que tocarse la vagina y luego tener que botar su sangre menstrual. No estaba bien visto que una mujer tuviera contacto con su sangre menstrual. ¿Te suena familiar? Han pasado más de 50 años y muchas personas siguen teniendo las mismas percepciones erróneas sobre la menstruación. 

En 1970 la empresa decide sacar al mercado una copa menstrual desechable para intentar competir con otras marcas de productos menstruales, la cual termina siendo popular en Europa, pero perdió contra la competencia en los Estados Unidos, lo que llevó a que la empresa cerrara.

La copa menstrual vuelve para quedarse en el mercado norteamericano en 1987 con la marca The Keeper, que revolucionó el mundo de las copas menstruales al usar látex para su fabricación. El único problema era que muchas mujeres alérgicas a ese material no podían utilizarla. 


A raíz de esta situación, a inicios de 2000 muchas empresas empiezan a mejorar los materiales y producirlas con silicona de grado médico, justo como la copa menstrual BLOOM, garantizando que no haya irritaciones, reacciones alérgicas,  libre de químicos tóxicos e incluso que se disminuya la posibilidad de contraer infecciones.

 

Copas menstruales BLOOM corta y grande

Conocer la historia de la copa menstrual es importante porque exalta la importancia de este producto que hasta el día de hoy sigue revolucionando la vida de niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes en el mundo, al permitirnos conocer, cuidar y entender nuestros cuerpos. 

 

¡Quiero mi copa BLOOM!

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