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¿Qué es la pobreza menstrual? Recomendaciones para combatirla

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La pobreza menstrual es la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre higiene menstrual, servicios de salud pública (como agua potable, baños limpios, equipados y seguros), y la gestión de residuos, que obstaculiza la garantía de los derechos fundamentales de niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes en el mundo.

Esto inhabilita a las personas a vivir una menstruación saludable y digna, es por esto que es tan importante alzar la voz frente al tema. 

Veamos algunas cifras del impacto que tiene la pobreza menstrual

En Colombia: 

  • 1 de cada 4 niñas ha faltado al colegio por lo menosuna  vez en su vida, al no tener acceso a productos de cuidado menstrual, según cifras de nuestra Academia BLOOM
  • El 63,7% de las niñas prefieren quedarse en casa durante la menstruación, por pena o por burlas, pues en sus colegios no hay instalaciones adecuadas para cambiarse. 
  • Sólo el 17% de niñas encuestadas (en un estudio en el pacifico colombiano), entre los 12 y 15 años sabía que la menstruación proviene de su útero, el 45% no supo qué responder y el 38% argumentó que no tenía ningún conocimiento acerca de la menstruación. 

En el mundo: 

  • En el sur de Asia, 1 de cada 3 niñas pierde entre 2 y 3 jornadas escolares durante su periodo menstrual, y 4 de cada 10 adolescentes en Bangladesh faltan al colegio 2.8 días al mes en promedio, según  Unicef (2018).
  • En la zona rural de India, 2 de cada 10 niñas abandonan el colegio después de tener su primera menstruación, y en Malawi (sur de África), la menstruación causa más deserción escolar que la misma malaria,  según Fundación Plan Internacional

La educación es un derecho fundamental que tenemos todos los seres humanos. Faltar o discernir del colegio genera menores oportunidades para las niñas, pobreza en el largo plazo, y mayor desigualdad de género. 

Cómo impacta la pobreza menstrual en la salud

La  pobreza menstrual no sólo impacta en el campo educativo, también en la salud. Cuando las personas menstruantes no pueden cambiar sus productos de higiene menstrual fácil y frecuentemente, aumentan las probabilidades de contraer enfermedades o infecciones vaginales, así como también hacer uso de productos improvisados como papel, ropa vieja o algodón para recoger la sangre menstrual. 

Por esto, al promover el acceso a agua potable y productos menstruales de calidad, duraderos y seguros (como la copa menstrual, por ejemplo) se contribuye a reducir las enfermedades del sistema reproductivo / urinario, de acuerdo con Unicef. 

Agua potable y saneamiento

Imagina la siguiente situación: estás en tus días del periodo y debes entrar al baño para cambiarte con urgencia, pero no encuentras uno cercano, o el único que encontraste es desastroso…¿cómo te sentirías? 

Esto le pasó a casi 300.000 mujeres colombianas en 2021, de 23 ciudades del país, quienes tuvieron dificultades para acceder a un baño cercano, privado y limpio para cambiar su producto de higiene menstrual (Dane).

La situación es peor aún en los colegios. Según Unicef, tener abastecimiento de agua, saneamiento e higiene es fundamental para la salud de niños y niñas por igual, pero la baja calidad del servicio impacta desproporcionadamente a niñas y adolescentes que deben gestionar su menstruación en las aulas.

Tabúes, maltrato y exclusión

Vivimos aún en una sociedad donde la menstruación es vista como algo lejano, es sucia, vergonzosa, y de lo que se habla muy poco en casa, colegios, y en general en ámbitos sociales.

Esto genera que muchas niñas experimenten su primera menstruación sin entender su significado. Menstruar es mucho más que sangrar y tener cambios de humor y de apetito; es un signo vital, nos indica que el cuerpo está sano y nos recuerda lo hermoso de ser cíclicas.

Algunas acciones que puedes tomar para reducir el impacto de la pobreza menstrual

  1. Esparcir la voz para dar a conocer alternativas de productos menstruales responsables con el medio ambiente y con el bolsillo de las personas menstruantes. Una mujer en Colombia gasta en promedio al año una quinta parte de su salario mínimo en productos de higiene menstrual y utiliza productos desechables (toallas y tampones) que demoran hasta 500 años en degradarse. La copa menstrual y los calzones absorbentes son alternativas ideales, pues son productos que se compran una vez, son reutilizables, y tienen una vida útil de 10 y 2 años respectivamente. Ambos generan menos gastos para los usuarios y menos residuos de basura.
  2. Participar como voluntarix en talleres de educación. La Academia BLOOM es la protagonista en esta historia, pues es un programa educativo sobre derechos sexuales, menstruales y reproductivos que se enfoca en:
  • Romper tabúes sobre el cuerpo femenino
  • Reducir las desigualdades de género
  • Acabar con los círculos de pobreza.

Ofrecemos una solución integral que tiene como objetivo lograr que las personas tomen decisiones conscientes con respecto a su cuerpo, su salud y el planeta. Conoce más aquí.

3. Subsidios. En Colombia existen entidades que dan subsidios para adquirir productos de higiene menstrual. Comfama, es una de ellas, y es además uno de nuestros aliados en BLOOM

4. Donaciones. Si quieres donarle una copa menstrual a una persona, puedes hacerlo siguiendo este enlace


Es hora de considerar la pobreza menstrual como una crisis de salud pública en la que debe ser prioridad garantizar los derechos humanos y la dignidad de niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes.

¡Únete al cambio, y juntxs alcemos la voz!

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